Claves de autoconocimiento para el desarrollo personal y profesional

Liderar en tiempos de infocracia, postverdad y fragilidad líquida: una travesía bajo la espada del juicio constante

julio 9, 2025 | by jtroncosomonroy@gmail.com

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Introducción

A lo largo de mi vida, he podido observar cómo el concepto de liderazgo ha ido transformándose, a veces silenciosamente, otras veces con violencia simbólica. Desde mi experiencia acompañando procesos de desarrollo personal y profesional, y también desde mi rol como formador, he visto cómo muchas personas anhelan liderar… hasta que descubren el precio de hacerlo con integridad.

Ya no se lidera desde la solidez de un pedestal, sino desde un espacio incierto donde se modela con el ejemplo, se sostiene con presencia y se conduce en medio del juicio constante. En esta sociedad líquida, hipervigilada por la infocracia y atrapada en la lógica de la postverdad, la leyenda de la espada de Damocles resurge con inquietante actualidad: hoy, quien decide conducir con propósito lo hace con una espada invisible colgando sobre su cabeza.

Pero tal vez (y esto lo digo desde la experiencia y no desde la teoría) el verdadero liderazgo consista, precisamente, en eso: en atreverse a sostener la mirada mientras la espada tiembla, y seguir caminando con conciencia, vulnerabilidad y coraje.

Liderar en tiempos de infocracia, postverdad y fragilidad líquida: una travesía bajo la espada del juicio constante

A lo largo de los años, he escuchado a muchos profesionales decir que desean liderar, guiar, tener un equipo, un proyecto, una causa. Pero he aprendido que muy pocos están dispuestos a ocupar ese lugar cuando comprenden que la visibilidad trae consigo el juicio, la crítica, la presión, la exposición constante.

Desde mi ámbito docente, he podido aprender que el poder (si no está enraizado en la consciencia) se vuelve una máscara que tarde o temprano se cae. La historia de Damocles es clara: quien desea el poder por su brillo, sin comprender su sombra, termina paralizado por el miedo. Hoy, esa espada ya no es de acero. Es la sobreexposición digital, la exigencia de coherencia constante, la ansiedad del rendimiento, la emoción sobredimensionada y la fragilidad de las relaciones humanas.



Byung-Chul Han lo señala con lucidez: en la infocracia no hay espacio para la pausa reflexiva, y en la postverdad, las emociones reemplazan a los hechos. Bauman, por su parte, nos recuerda que todo se diluye: vínculos, compromisos, valores. Y en ese escenario, el líder ya no dirige: sostiene, modela, escucha, y muchas veces, resiste.

Ejercicio de Coaching para el Liderazgo

El Trono, el Espejo y la Espada

Acompañando a otros en procesos de cambio, he descubierto que una de las claves del liderazgo está en atreverse a ver lo que duele mirar. Por eso, este ejercicio busca ser más que una técnica: es una experiencia de verdad simbólica.

Objetivo: Generar una reflexión profunda sobre el miedo al liderazgo en contextos líquidos e hipervigilados. Reconectar con un liderazgo ético, firme y humano.

Duración: 25 minutos

Modalidad: Individual (autoexploración o sesión de coaching guiada)

Materiales:

  • Una silla que simbolice el trono
  • Un espejo
  • Un hilo con un objeto suspendido (simulando la espada)
  • Papel y bolígrafo

Desarrollo del ejercicio

Preparación del espacio:

Coloca la silla en el centro del lugar. Suspende el objeto (una pluma, un bolígrafo, etc.) justo encima, simbolizando la espada. Frente a la silla, coloca el espejo.


Paso 1 – Asumir el trono simbólico:

Siéntate en la silla. Mira al espejo. Observa la “espada” sobre tu cabeza. Respira. Quédate allí unos minutos. Siente la incomodidad de estar expuesto, pero también el poder de estar presente.


Paso 2 – Escritura reflexiva:

Responde con honestidad:

  • ¿Qué parte de mí teme ser visto?
  • ¿Qué me pesa más: liderar o ser juzgado?
  • ¿De qué intento protegerme al evitar decidir?
  • ¿Qué me hace permanecer en la sombra?
  • ¿Qué verdades propias aún no me atrevo a modelar?


Paso 3 – Compromiso ético:

Redacta una frase de liderazgo consciente. Ejemplo:
«Conduzco desde mi verdad, aun cuando el juicio me ronde.»
Léela en voz alta, mirando al espejo. Escríbela en un lugar visible o guárdala como anclaje simbólico.

Cierre simbólico:

Levántate con lentitud. Agradece la experiencia. Siente si algo en ti ha cambiado, aunque sea sutilmente. No busques respuestas inmediatas. Quédate con la pregunta viva.


Conclusión

A lo largo del tiempo, he podido ver que las personas más transformadoras que he conocido no fueron necesariamente las más carismáticas, ni las más ruidosas. Fueron aquellas capaces de conducir sin alardear, sostener sin doblegarse, y mirar con ternura incluso cuando todo les exigía dureza.

El liderazgo auténtico no evita la espada. La reconoce. La respeta. La integra. Y aun así, se mantiene de pie.

Quizás por eso la pregunta hoy no es quién quiere liderar, la pregunta verdadera es:

¿Quién está dispuesto a seguir caminando, aun con la espada oscilando sobre su cabeza… y hacerlo con sentido?


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