La metáfora de la rana hervida
febrero 7, 2025 | by jtroncosomonroy@gmail.com

El “Síndrome de la Rana Hervida” que describe Peter Senge en su libro La quinta disciplina nos invita a reflexionar sobre la capacidad de los profesionales en relación a su percepción y adaptación a los cambios en esta cambiante sociedad.
“Si ponemos una rana en una olla con agua hirviendo, inmediatamente, esta intentará salir de ahí. Pero si ponemos la rana en el agua a temperatura ambiente se quedará tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 ºC, la rana no hace nada. En la medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida y, finalmente, no está en condiciones de salir de la olla, se quedará allí y morirá hervida.”
Al igual que la rana, los profesionales y las empresas pueden acostumbrarse a procesos ineficientes. Si estos problemas se generan de forma gradual, es posible que los empleados no perciban dichos problemas como una amenaza inminente y se adapten a ellos sin cuestionarlos. Sin embargo, esta adaptación puede llevar a la empresa a una situación extremadamente grave, donde los cambios necesarios resulten demasiado difíciles o costosos de implementar.
Para ejemplificar esta situación de una manera más didáctica, imaginemos una empresa familiar que ha funcionado exitosamente durante décadas gracias a un modelo de negocio tradicional, pero con el paso del tiempo, el mercado se vuelve cada vez más competitivo y las demandas de los consumidores cambian vertiginosamente. Sin embargo, la empresa se resiste a adoptar nuevas tecnologías o estrategias de marketing, argumentando que «siempre se ha hecho así».
Es posible que la empresa familiar de nuestro ejemplo, acostumbrada a mantenerse en su zona de confort, no logre adaptarse a estos cambios y comience a perder ventas y clientes, mermando cada vez más su cuota de mercado. En este caso, nuestra empresa familiar se asemeja a la rana que se acostumbra al agua caliente de forma gradual y, aunque los signos de peligro puedan estar presentes, los líderes y la organización en su conjunto no reaccionan a tiempo y terminan siendo «hervidos» por la competencia.
Permanecer en la zona de confort no solo afecta a las organizaciones, sino también a los individuos. En el ámbito profesional, los empleados que evitan asumir nuevos desafíos o resistirse al aprendizaje continuo pueden quedarse rezagados, limitando su desarrollo personal y sus oportunidades de crecimiento. Esta actitud puede conducir a un estancamiento que no solo afecta a su desempeño laboral, sino también a su autoestima y motivación. La incapacidad de salir de la zona de confort refuerza la inercia y crea un ciclo de conformismo, donde el miedo al cambio supera la necesidad de progreso.
En este sentido, las empresas deberían:
a) Estar atentas a los cambios en su entorno y ser capaces de identificar las amenazas potenciales antes de que se vuelvan demasiado grandes.
b) Fomentar una cultura que valore la innovación y el cambio para adaptarse a los nuevos desafíos.
c) Ser flexibles y, si es necesario, estar dispuestas a cambiar sus procesos, productos y servicios para mantenerse competitivas.
d) Mantener una comunicación abierta y transparente con todos los miembros de la organización para que estén al tanto de los cambios y puedan participar en la toma de decisiones.
Por consiguiente, capacitar al personal en competencias intratégicas, competencias estratégicas y en la eficacia personal puede ayudar a las organizaciones a mantenerse a salvo de “los cambios de temperatura” descritos en la metáfora del síndrome de la rana hervida.

Conclusión
El síndrome de la rana hervida no solo es una poderosa metáfora, sino una advertencia para profesionales y organizaciones: ignorar los cambios graduales puede ser tan peligroso como enfrentarse a crisis repentinas. En un mundo cada vez más dinámico y competitivo, las empresas que desarrollen una mentalidad proactiva, que promuevan la innovación y la formación constante, tendrán mayores posibilidades de sobrevivir y prosperar. Adaptarse no es solo una cuestión de supervivencia, sino de evolución estratégica hacia un futuro más resiliente y sostenible. ¿Estamos listos para saltar a tiempo?
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